Casi recié n estrenado el siglo XVI, en una Europa todaví a recelosa y cerrada en sus fronteras, la llegada del rinoceronte Ganda a Lisboa provocó una enorme curiosidad. Tanto, que las distintas cortes europeas hicieron todo lo posible por conseguir noticias de aquel increí ble animal al que, sin verlo y basá ndose solo en descripciones, dibujó Alberto Durero.
El rinoceronte del rey, ilustrado con linó leos de Antonio Santos, muestra có mo en ocasiones las historias reales pueden llegar a ser tan apasionantes y llenas de sorpresas, o má s, que las mejores aventuras de ficció n.