Miguel Á ngel Asturias recreó la tradició n prehispá nica guatemalteca. La memoria ancestral, desconocida, quedó , gracias a su obra, incorporada a la aventura artí stica y cedió el papel de protagonistas de la ficció n a los desheredados de la historia. Las antiguas historias del Quiché relatan que, en el alba del mundo, los dioses fracasaron varias veces en el empeñ o de crear al hombre, hasta que dieron con la sustancia adecuada para formar a la criatura definitiva: el maí z. Desde el tí tulo mismo, esta obra proclama su filiació n con los indios de Guatemala, pero los hombre de maí z que pueblan sus pá ginas son los descendientes de aquellos que sobrevivieron a la Conquista, atravesaron diversas catá strofes de la historia guatemalteca y alcanzaron la é poca en la que Asturias los recreó en la primera mitad del siglo XX.