Erin Foley había conseguido dar una vida estable y feliz a sus hermanos pequeños y, a sus treinta y cinco años, estaba padeciendo el síndrome del nido vacío.
Así pues, hizo un paréntesis en su vida y se marchó a reflexionar a una cabaña remota (pero totalmente reformada: a Erin le gustaban las comodidades), cerca de Virgin River. Quería dedicar el verano a conocerse a sí misma. . . y se encontró con un montañés barbudo y desarrapado.
Aunque no lo parecía por su aspecto descuidado, Aiden Riordan era médico. Acababa de abandonar el Ejército y había ido a pasar el verano a Virgin River. Enseguida le interesó aquella urbanita guapa y algo quisquillosa que había huido de la gran ciudad y que, enfrascada en sus meditaciones, procuraba mantenerlo a raya. Estaba deseando conocerla mejor si su aspecto desaliñado y la loca de su exmujer no se lo impedían.
Quizá fuera el agua de las montañas lo que hacía que en Virgin River hasta los romances más improbables parecieran echar raíces. . . con un poco de ayuda de sus vecinos, claro.
"Robyn Carr se supera a sí misma en estas cautivadoras historias."
Library Journal
"Es intensa, pero de rápida lectura, con unos diálogos divertidos, cotidianos, pero que expresan mucho. Son pinceladas que rodean una bonita y tierna historia de amor. Porque desde luego que el protagonista es maravilloso, dulce, bondadoso, detallista, romántico, paciente, comprensivo, guapo hasta aburrir, se puede pedir más?"
Lectura adictiva