La historia de amor entre Fermina Daza y Florentino Ariza, en el escenario de un pueblecito portuario del Caribe y a lo largo de má s de sesenta añ os, podrí a parecer un melodrama de amantes contrariados que al final vencen por la gracia del tiempo y la fuerza de sus propios sentimientos, ya que Garcí a Má rquez se complace en utilizar los má s clá sicos recursos de los folletines tradicionales. Pero este tiempo -por una vez sucesivo, y no circular-, este escenario y estos personajes son como una mezcla tropical de plantas y arcillas que la mano del maestro modela y fantasea a su placer, para al final ir a desembocar en los territorios del mito y la leyenda. Los zumos, olores y sabores del tró pico alimentan una prosa alucinatoria que en esta ocasió n llega al puerto oscilante del final feliz. 'Era inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores contrariados.'