Morrissey ha alcanzado la categorí a de icono pop de su generació n, una consideració n que, como é l mismo se encarga de constatar, está lejos de ser una bicoca. Las discográ ficas le han engañ ado. Sus compañ eros le han estafado. Los medios le han difamado. Algunos de sus amigos le han abandonado. Su infancia y
adolescencia dickensianas en una Manchester gris, sucia y miserable no han sido má s que el anticipo de todo lo que vendrí a despué s. Ahora, cuando Morrissey ha sido elegido como el segundo mayor icono britá nico por los espectadores de la BBC, cuando sus á lbumes alcanzan sistemá ticamente los primeros puestos en las listas de todo el mundo, cuando artistas como David Bowie, Nancy Sinatra, Marianne Faithfull, Chrissie Hynde o My Chemical Romance interpretan sus canciones. Ahora Morrissey declara que para é l no hay nada má s importante que la lucha por los derechos de los animales, la poesí a y su intimidad.