En esta octava entrega de la serie, Salvo Montalbano se encuentra postrado en cama, convaleciente de las heridas recibidas en su ú ltimo caso. El comisario se siente confuso, el peso de los añ os lo abruma y una melancolí a desgarradora lo lleva a cuestionarse cuá l es el sentido ú ltimo de la justicia y la 'ley', a la cual é l ha dedicado toda su carrera. En tal estado se encuentra Montalbano cuando se le informa del secuestro de la joven Susanna Mistretta, y si bien las pesquisas son asunto del comisario Minutolo, algo le hace saltar de la cama. Quizá sea la necesidad de probarse a sí mismo que aú n conserva toda su capacidad de reacció n, o tal vez las insó litas circunstancias del secuestro, dado que la familia de la joven habí a perdido toda su fortuna añ os atrá s de forma repentina y misteriosa. Al final, ambos motivos resultan cruciales, pues ese nuevo distanciamiento, ese escepticismo, es lo que llevará al comisario a considerar aspectos de la investigació n que cualquier otro pasarí a por alto. En ese contexto tan nuevo como difí cil de asimilar, la resolució n del caso pondrá a prueba sus verdaderos valores, sus miedos y sus creencias. La paciencia de la arañ a es una insó lita novela negra sin derramamiento de sangre y sin castigo para los culpables. La trá gica destrucció n de una vida, condenada a consumirse lentamente en el terrible dolor del desengañ o y la traició n, inspirará una venganza sutilmente perpetrada, como una gran telarañ a de la cual resulta imposible escapar. Y a pesar de que la tristeza parece no querer abandonar a Montalbano, el breve y violento aguacero que cierra esta historia quizá sea un sí mbolo de esperanza de nuevos tiempos, má s claros y luminosos.