Cuando la niñ a Alma Belasco llega a San Francisco huyendo de la Segunda Guerra Mundial, encuentra en la casa de sus tí os la guarida que necesitaba; pero tambié n el amor incondicional de otro niñ o de su edad, Ichimei, que posee un don especial para las flores
'A los veintidó s añ os, sospechando que tení an el tiempo contado, Ichimei y Alma se atragantaron de amor para consumirlo entero, pero mientras má s intentaban agotarlo, má s imprudente era el deseo, y quien diga que todo fuego se apaga solo tarde o temprano, se equivoca: hay pasiones que son incendios hasta que las ahoga el destino de un zarpazo y aun así quedan brasas calientes listas para arder apenas se les da oxí geno.'