En las bodas siempre ocurrían las cosas más extrañas. . .
Era el lugar perfecto para una boda. . . y la encantadora hija de Paul Drennan iba a ser una novia preciosa, pero Bonnie Carmichael, que regentaba junto a sus hermanos la posada en la que se iba a celebrar la ceremonia, solo tenía ojos para el padre de la novia.
Por primera vez en dos décadas, Paul iba a ser libre después de casar a su hija. Lo que no tenía pensado era enamorarse de una joven con planes de formar algún día una familia. Él solo quería caminar hacia el altar como acompañante de su hija. . . hasta que empezó a pasar más tiempo con Bonnie y tuvo que replantearse sus planes de futuro.