Nueve segundos. A eso ha quedado reducida nuestra capacidad de atenció n en el mundo contemporá neo: somos una sociedad incapaz de mantener la concentració n má s allá de la excitació n inmediata del ú ltimo tweet. Pero nuestra distracció n endé mica, auté ntica plaga de la sociedad moderna, es resultado de la imposició n dirigida de un modelo de negocio, un capitalismo digital que ha encontrado en la red la posibilidad de un mercado en perpetuo crecimiento, una economí a de la atenció n cimentada sobre la destrucció n de nuestra concentració n, sobre el fomento de nuestra continua ansia de novedades, de imá genes, de estí mulos, de 'likes'.
La buena noticia es que esto quiere decir que no se trata de una nueva condició n humana. No somos desatentos, nos han hecho así . Y por eso mismo podemos dejar de serlo.