Atravesamos una crisis del humanismo. El té rmino está casi obsoleto. Su dificultad para respirar no proviene de discursos despectivos hacia el hombre, no nos equivoquemos. Es a travé s de la compasió n como este nuevo humanismo, vaciado ya de sustancia, se extiende como un cá ncer. Al querer ser mejor humano, só lo humano, demasiado humano, el hombre moderno genera quimeras.
El nuevo hombre soñ ado por los regí menes fascistas o sovié ticos era un anticipo del hombre aumentado con el que sueñ an los transhumanistas; de la misma manera, el Untermensch (infrahumano, como llamaban los nazis a los no arios) encuentra hoy sus avatares en una muchedumbre que no se ajusta al proyecto deseado para la humanidad. La tentació n de definir al hombre a partir de sí mismo lo relega a esa condició n inferior. Só lo una imagen del hombre que lo salva impide esta divisió n idó latra Por qué ?