Al lado del último diamante de la temporada social, Harriet (Hattie) Woodchurch se sentía una chica del montón. Pero eso
carecía de importancia, porque su plan de futuro era ganar suficiente dinero para vivir muy muy lejos de su embarazosa familia. Y así fue hasta que Mateo Vincente, duque de Santiava y recién nombrado vizconde Abbott, llegó a Londres. Aunque el inglés hablado del tímido europeo era impecable, el escrito era menos fluido. La alta sociedad estaba ansiosa por conocer al guapo soltero, y llovían tantas invitaciones que Mateo necesitaba una secretaria para ocuparse de la correspondencia.
Con su caligrafía perfecta y su don de palabras, Hattie fue recomendada para el puesto, y los dos crearon un vínculo a través de los libros y las señoritas casaderas de la alta sociedad. Pero cuando Flora, la amiga de Hattie, se quedó prendada del vizconde, las cosas se complicaron. Flora no sabía qué decir en su presencia. Para ayudarla, Hattie le daba información sobre los intereses de Mateo. Pronto las cosas dieron un giro y Flora parecía encaminada a convertirse en su duquesa. Sin embargo, Mateo no estaba convencido. La conversación con Flora no era tan chispeante como lo era con Hattie. . .