Este ensayo lleva la impronta del extraordinario viaje intelectual y espiritual de su autora, una de las mujeres má s notables del siglo XX. Nacida en Alemania en el seno de una familia judí a practicante, Edith Stein abandonó su fe siendo adolescente y má s tarde se convirtió en una figura clave entre los primeros discí pulos de Edmund Husserl, fundador de la fenomenologí a. Experimentó una profunda conversió n y se bautizó en la Iglesia cató lica. Refundió a fondo un ensayo anterior, Potencia y acto, para producir el presente texto, que permanecí a iné dito en el momento de su muerte en 1942 a manos de los nazis. Ser finito, ser eterno es la principal obra filosó fica de Stein, un diá logo entre Husserl y santo Tomá s de Aquino que se extiende a Plató n, Aristó teles, san Agustí n, Duns Escoto, etc. Un breve texto de Stein resume el nervio que recorre esta obra: 'Porque al hecho innegable de que mi ser es fugaz, que se mantiene de momento en momento y que está expuesto a la posibilidad de no ser, le corresponde otro hecho igualmente innegable, que, a pesar de esta fugacidad, soy y soy mantenido en el ser de momento en momento, y en mi ser fugaz abrazo un ser que perdura'.